Partidos disputados
Primera división
Copa España |
22
20
2 |
PROSINECKI
(1996/1997)
Robert Prosinecki
12/01/1969 Schwenningen (Alemania)
Centrocampista |
Centrocampista atacante que debía sobresalir por su técnica, el regate, pase y también la visión de juego. Llegó en el mercado invernal, por su calidad indiscutible, en un equipo en caída libre y en ningún momento consiguió hacerse con el mando de un equipo que terminó por descender esa campaña a Segunda. Tan solo media temporada para uno de los grandes fiascos en clave sevillista.
Carrera deportiva
(extracto del artículo de Sportball)
Nacido en Schwenningen, Alemania, un 12 de enero de 1969, se mudó muy joven a la extinta Yugoslavia, de la que adoptó nacionalidad.
Era un mediocentro de gran calidad que destacó desde muy joven. De hecho, llegó a proclamarse mejor jugador del Mundial Juvenil de la FIFA, celebrado en 1987 en Chile. En él, Yugoslavia salió campeona. Más tarde se convertiría en el crack de aquel Estrella Roja que ganó la Copa de Europa de 1991.
Ese equipo estaba liderado por un imberbe y talentoso rubio, capaz de regatear en una baldosa con una asombrosa facilidad. Un joven Prosinecki celebra la Copa de Europa conseguida con el Estrella Roja.
Sus grandes actuaciones reclamaron la atención de potentes equipos del viejo continente. Tras una dura lucha entre el Real Madrid y el Milan, el entonces presidente Ramón Mendoza consiguió vestirlo de blanco. Todo estaba preparado para que el nuevo crack comenzase a hacer historia. Y la hizo, pero seguro que no la que todos esperaban. El croata nunca pudo desplegar su juego en el Bernabéu. Debido a innumerables lesiones, sin duda producidas por su mala vida fuera del terreno de juego. Robert Prosinecki era un asiduo consumidor de tabaco y habitual de las fiestas. El poco cuidado que tenía de su salud física le acarreó problemas musculares que nunca permitieron ver el talento que llevaba dentro.
Tras tres años en la casa blanca, se le declaró transferible y recaló en las filas del Oviedo. En la capital asturiana sí se pudo ver gotas del gran jugador que llevaba dentro.
Tanto, que su gran temporada le llevó a fichar por el Barcelona de Johan Cruyff. Allí volvió a fracasar estrepitosamente.
Su última aventura española tuvo lugar en el Sevilla en la temporada 96-97, otro fracaso estrepitoso, con el equipo hispalense consumó un descenso a Segunda y en su media temporada no aportó nada de nada.
A partir de ahí comenzó un periplo de inestabilidad que le condujo por las filas del Dinamo de Zagreb croata, del Standard de Lieja belga, del Portsmouth inglés, del Olimpija Ljubljana esloveno y, finalmente, el NK Zagreb, donde se retiraría.
Era un mediocentro de gran calidad que destacó desde muy joven. De hecho, llegó a proclamarse mejor jugador del Mundial Juvenil de la FIFA, celebrado en 1987 en Chile. En él, Yugoslavia salió campeona. Más tarde se convertiría en el crack de aquel Estrella Roja que ganó la Copa de Europa de 1991.
Ese equipo estaba liderado por un imberbe y talentoso rubio, capaz de regatear en una baldosa con una asombrosa facilidad. Un joven Prosinecki celebra la Copa de Europa conseguida con el Estrella Roja.
Sus grandes actuaciones reclamaron la atención de potentes equipos del viejo continente. Tras una dura lucha entre el Real Madrid y el Milan, el entonces presidente Ramón Mendoza consiguió vestirlo de blanco. Todo estaba preparado para que el nuevo crack comenzase a hacer historia. Y la hizo, pero seguro que no la que todos esperaban. El croata nunca pudo desplegar su juego en el Bernabéu. Debido a innumerables lesiones, sin duda producidas por su mala vida fuera del terreno de juego. Robert Prosinecki era un asiduo consumidor de tabaco y habitual de las fiestas. El poco cuidado que tenía de su salud física le acarreó problemas musculares que nunca permitieron ver el talento que llevaba dentro.
Tras tres años en la casa blanca, se le declaró transferible y recaló en las filas del Oviedo. En la capital asturiana sí se pudo ver gotas del gran jugador que llevaba dentro.
Tanto, que su gran temporada le llevó a fichar por el Barcelona de Johan Cruyff. Allí volvió a fracasar estrepitosamente.
Su última aventura española tuvo lugar en el Sevilla en la temporada 96-97, otro fracaso estrepitoso, con el equipo hispalense consumó un descenso a Segunda y en su media temporada no aportó nada de nada.
A partir de ahí comenzó un periplo de inestabilidad que le condujo por las filas del Dinamo de Zagreb croata, del Standard de Lieja belga, del Portsmouth inglés, del Olimpija Ljubljana esloveno y, finalmente, el NK Zagreb, donde se retiraría.
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